martes, 27 de octubre de 2009

Mea Sharim, barrio de intolerancia

Mea Sharim, Jerusualén, octubre de 2009. Una mujer ha osado desafiar las normas que los judíos ultraortodoxos imponen en el barrio, caminando por la acerca reservada a los hombres. Indignado, un judío ultraortodoxo de la secta fundamentalista Eda Haredit, no duda en lanzarle gas lacrimógeno.

No estamos ante un suceso aislado. Desde hace tres años existen en Mea Sharim calles para hombres y otras para mujeres. El fundamento de esta medida es que los ultraortodoxos judíos no pueden siquiera rozar a mujeres que no son sus esposas.

Es más, en los autobuses de la línea 40, con parada en Mea Sharim, las mujeres tienen que entrar por la puerta trasera, para no mezclarse con los hombres. No pueden sentarse en los asientos de la parte delantera, aunque están vacíos y no quede sitio atrás. Ante la pregunta al rabino del barrio del periodista Javier Espinosa, éste dijo «¿Por qué me pregunta si es lógico que se separe a mujeres y hombres? ¡Es una ley divina! Cada día doy gracias a Dios tres veces por haber conseguido que existan estos autobuses».

Estos judíos ultraortodoxos no permiten que haya Internet ni televisión, y las tarjetas de crédito no funcionan en shabat. Por todo el barrio pululan los "comandos anti-vicio", en busca de vestimentas o conductas dignas de reprobación. En shabath, cualquiera que intente circular en coche o motocicleta por Mea Sharim será indudablemente apedreado. Su argumento es un pasaje de la Biblia, donde se dice que "en sábado no encenderás fuego". (Éxodo 35:3) De ahí deducen que no cabe usar ninguna máquina ese día. Los ultraortodoxos, no contentos con seguir al dedillo este precepto, imponen por la fuerza al resto de la población esta misma conducta.

Podría pensarse que el fundamentalismo religioso se limita a pequeños reductos de control ultraortodoxo. Nada más lejos de la realidad. Los judíos ultraortodoxos representan en torno a un 20% de la población del país. Los autobuses no funcionan en shabat en todo Israel, y la compañía aérea nacional, El Al, tampoco opera ese día (y si no, pruebe a entrar en la web de El Al y tratar de comprar un vuelo para el sábado). El resto de la semana, sólo sirve en sus vuelos comida Kosher (elaborada según mandan las normas religiosas judías)

Querido lector, espero que con el post de hoy pueda hacerse una idea de quiénes son los que tan decisivamente influyen en los designios de Israel. Con la intolerancia como bandera, estos fundamentalistas, que nada tienen que envidiar a los talibanes más ortodoxos, son los mismos que elaboran la campaña de justificación moral de la masacre y ocupación palestina. Sí, coincido con usted, es muy preocupante. Pero no para usted. Los problemas están muy lejos, y en España todo el mundo puede circular con su pareja por la misma acera. Y ya que nadie se lo prohíbe tampoco, disfrute de su café, sábados inclusive.

lunes, 26 de octubre de 2009

La conquista de Al-Quds

15 de julio, verano de 2009. Día seco y caluroso, como era de esperar. Aquella mañana teníamos una cita con Meir Margalit, concejal por Meretz del Ayuntamiento de Jerusalén, quien nos hizo un tour por la Ciudad Vieja de Al-Quds (Jerusalén), para que viéramos cómo los israelís están asentándose en las casas de la zona árabe.

Su plan es que cuando se negocie la paz,Al Quds quede dividida en una parte palestina y otra israelí, en función de la población mayoritaria que viva en cada barrio. A priori parece justo, pero si se alteras las condiciones previamente, no lo es. La ecuación es sencilla: cuantos más barrios se ocupen antes del reparto, más terreno le tocará a Israel.

Entramos por la imponente puerta de Damasco, atestada de vendedores de pan de pita y pasteles, y bajamos en dirección al camino del Via Crucis y al Hospicio Austríaco. De repente, un señor alto y esbelto, negro de piel y que vestía un polo de rayas, viene corriendo hacia nosotros, en busca de Meir. Su rostro delataba una preocupación difícil de sospechar en una persona ya madura, curtida a base de sobrevivir a los cientos de episodios trágicos que la ocupación israelí brinda a cualquier habitante de la zona.

Aquel hombre resultó ser el director de un centro social para el desarrollo de la comunidad africana, situado en un pequeño local de la ciudad vieja. Su misión consiste en dar ayuda material, moral y legal a la minoría africana que reside en Al Quds. Tras muchos años realizando una gran labor social, aquella mañana, al ir a abrir el local, se encontró con soldados y policías israelís en la puerta. Le dijeron que el centro social quedaba clausurado y confiscado hasta nueva orden.

Sin saber muy bien qué hacer para solucionar el embrollo, y siendo consciente de las altas posibilidades de pasar el resto de sus días en la cárcel si rechistaba, optó por llamar a Meir; cuando se enteró de que estaba en la ciudad vieja con nosotros, vino corriendo a buscarlo.

Nada más conocer la noticia, apretamos el paso en dirección al centro social, y nos topamos de frente con los soldados israelís. Haciendo gala de la arrogancia ilimitada de quien se sabe con las armas bien cargadas en su cinto, un policía israelí echaba lentamente el humo de su cigarro en la cara de uno de los que osó interponerse entre él y la puerta del local. Meir se acercó en busca de explicaciones y los soldados no tuvieron más remedio que llamar a sus superiores, en busca de razones para justificar la clausura.

Tras varias llamadas y unos tensos minutos de espera, llegó por fin el motivo: al parecer, se habían pinchado los teléfonos del centro social, y se había detectado una llamada a territorios palestinos. Esto era considerado una actividad ilegal por el Gobierno israelí, por mucho que se justificase el director, diciendo que era habitual en este tipo de centros, establecer contactos con centros sociales palestinos para hablar de la gestión y la coordinación entre los distintos centros. La respuesta no les valió.

El lugar quedó clausurado, y cada uno se fue a su casa (al menos todo aquel que todavía la tuviera). Recuerdo a los chavales africanos, de unos 20 años, agradeciéndo a Meir, e incluso a nosotros, la intervención en su favor, a pesar de que de nada había valido. Es digno de reconocer el detalle, y más aún en esa situación, recién perdido el local en torno al que había girado sus vidas esos últimos años.

Querido lector, por desgracia esto no es algo excepcional. Cada día que pasa, la injusticia avanza por Al Quds, ocupándolo todo. ¿Seguiremos premitiendo que aquellas esquinas de la ciudad en que aún queda dignidad humana también sucumban a la indiscutible superioridad de quien tiene las armas? Seguro que sí lo permitiremos, ¿por qué íbamos a cambiar ahora de actitud? Feliz café.

jueves, 15 de octubre de 2009

Tratamiento mediático desigual

La visita del presidente Zapatero a Oriente Medio de esta semana ha permitido constatar una vez más el enorme desequilibrio a favor de Israel que existe en la prensa española. Retrocedamos 3 años, al verano de 2006, cuando en un Congreso de las Juventudes Socialistas, le pusieron a Zapatero una kufiya palestina durante unos segundos. Al día siguiente, el editorial de "El Mundo", decía así:

"EL GRAVE ERROR DE ZAPATERO EN EL PEOR MOMENTO DE LA CRISIS DE LÍBANO" José Luis Rodríguez Zapatero se dejó fotografiar con la kufiya -el tradicional pañuelo palestino-, que le fue colocado en los hombros por algunos de los asistentes al Festival Internacional de las Juventudes Socialistas. Incluso en la explicación más favorable, -que la foto no fuera buscada, sino fruto de un fallo del servicio de seguridad- el jefe del Ejecutivo habría incurrido en la irresponsabilidad de rodearse de colectivos de jóvenes pro palestinos, en el momento más inconveniente para la diplomacia española."

A lo largo de toda esa semana, periodistas de todos los signos políticos condenaron la acción del presidente, mientras las bombas seguían matando libaneses y palestinos durante aquel sangriento verano.

Más de 3 años después, el presidente Zapatero visitó Israel, y no tuvo reparo alguno en ponerse la kipá judía para algunos de los actos oficiales. La prensa aplaudió unánimemente al presidente, quien fue felicitado por Simon Peres por haber limitado la jurisdicción de los tribunales espñoles.

La kipá es un pequeño sombrero que los religiosos judíos llevan como símbolo de separación entre ellos y Dios, quien se supone que está en el cielo. Estas mismas personas son quienes han acuñado la idea de Eretz Israel, que supone un Estado que ocupe toda la antigua Palestina, negando por tanto el derecho del pueblo palestino a existir. Entre ellos, destacan asesinos como Baruch Goldstein. Gran parte de los ideales antipalestinos son canalizados, precisamente, por los ortodoxos israelís. Por lo tanto, el uso de la kipá supone una clara sumisión a estos grupos de poder.

No se trata de condenar aquí el hecho de que Zapatero porte una kipá, ya que es obligatorio hacerlo para entrar a determinados sitios. Lo que es digno de rechazo es la aprobación general ante este hecho, por los mismos que hace 3 años criticaban duramente al presidente por llevar un símbolo asociado a quienes luchan desde hace años por lograr un Estado propio. ¿No es el uso del kipá un gesto que podría irritar a los palestinos, y hacer que el presidente pierda su supuesta neutralidad? ¿No es identificarse con el ocupante? ¿Qué pasaría si Sonsoles Espinosa se pusiera un velo para ir a Palestina?

Querido lector, como ésta, muchas otras veces, la prensa es inconsecuente, hipócrita e interesada. Hace falta espíritu crítico, para darse cuenta de lo que de verdad está pasando. Pero usted no se preocupe. Sigamos pensando que ponerse símbolos asociados a la potencia ocupante es un gesto de talante, y sin embargo, identificarse con quien sufre, se ve invadido y no tiene Estado propio, es perder la legitimidad para mediar en un conflicto, cuando no solidarizarse con los terroristas. Benditos periódicos mayoritarios, que simplifican las cosas y no le amargan a uno su café.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Territorio dividido

Contra lo que se suele pensar, el territorio que aparece en los mapas con la denominación "Cisjordania" no es de dominio palestino enteramente. Desde los acuerdos de Oslo, el espacio quedó dividido provisionalmente en tres zonas, según el grado de control palestino.

La zona A implica control militar y legislativo palestino. Se da en los centros de las principales ciudades, como Ramallah o Nablus, y en teoría, los soldados israelís no pueden entrar.
Por supuesto, esto es violado cada noche en Nablus, donde los soldados entran de 00:00 a 6:00, y lo fue también cuando
el ejército israelí asaltó la Muqata de Arafat en pleno centro de la ciudad de Ramallah. Como la seguridad está a cargo de los palestinos, cuando uno entra en la zona A se encuentra con unos carteles rojos, advirtiendo de la peligrosidad de internarse en esas áreas. Además, prohibe a sus ciudadanos la entrada. En el mapa aparecen en color marrón oscuro.

En la zona B la Autoridad Nacional Palestina tiene competencias legislativas, pero es Israel quien ejecuta las leyes y se reserva el control policial sobre ese terreno. Se da sobre todo alrededor de las ciudades. En esta zona abundan los checkpoints, lo que hace que los palestinos no puedan circular libremente entre una zona A y otra, es decir, entre sus principales ciudades.

Por último, la zona C, es de exclusivo control israelí, tanto legislativo como militar, por lo que los palestinos viven a merced de las leyes israelís y del humor que sus soldados tengan ese día. Es la zona más extensa, y en algunos sitios permiten el libre comercio de drogas, para tener a los palestinos adormilados.

Además, la ciudad más poblada de Cisjordania, Khalil -Hebrón-, que entraría dentro de la zona A, queda dividida en dos zonas: H1 y H2, siendo una de control militar y civil palestino, y otra de absoluto control israelí. En esta última, tiene lugar algo sin precedentes en la historia: ¡hay casi nueve soldados israelís para proteger a cada colono! En concreto, los 450 colonos de Hebrón están protegidos por ¡4000 soldados!

En los acuerdos de Taba, (1995), se acordó la retirada israelí de las zonas B y C para 1997. En Wye River (1998), Netanyahu prometió ese mismo repliegue, pero en dos fases. Por último, en Charm el Cheij, (1999) Ehud Barack se comprometió a que los soldados abandonaran el territorio ocupado de forma gradual, esta vez en tres fases. Años después, la realidad muestra que ni un solo soldado se ha retirado de Cisjordania, y el número de colonos se ha disparado.

Querido lector, no pulse en el mapa, pues se ampliará, y podrá ver con más detalle hasta dónde llegan los asentamientos israelís, verá cuán reducida es la zona A y cuán extensa la C, y podrá comprobar cómo el muro está casi enteramente construido en territorio palestino. Si tuviera más ansias de saber, si conociera la verdad, correría el riesgo de no poder evadirse de los problemas del mundo, y no queremos eso. Mejor déjelo ahora que aún no es tarde, y disfrute de su café.

viernes, 9 de octubre de 2009

Islamismo, Integrismo y lucha palestina

Querido lector, hé aquí un pequeño texto para que reflexione este fin de semana a la hora del café. Quien habla, es un palestino que charla con un doctor de origen árabe que vive en Israel:

"Un islamista es un militante político. Su única ambición es instaurar un Estado teocrático en su país y gozar plenamente de su soberanía y su independencia... Por su parte, un integrista es un yihadista radical. No cree en la soberanía de los Estados musulmanes ni en su autonomía. Para él, son Estados vasallos destinados a disolverse en un solo califato. Porque el integrista sueña con una umma -comunidad de creyentes- indivisible que se extiende desde Indonesia hasta Marruecos para, de no conseguir convertir Occidente al Islam, avasallarlo o destruirlo... Nosotros (los palestinos) no somos islamistas ni integristas. Sólo somos los hijos de un pueblo expoliado y humillado que luchan con los medios de que disponen para recuperar su patria y su dignidad, ni más ni menos." ("El atentado", Yasmina Khadra, pág. 168)

jueves, 8 de octubre de 2009

PP y PSOE aprueban la "injusticia universal"

Ayer el Senado de España aprobó por una amplia mayoría la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que tiene como objetivo apartente "modernizar la justicia española", y como motivo real, la limitación de la jurisdicción de los tribunales españoles a supuestos en los que existan víctimas españolas. En una nueva muestra de la capacidad de sus señorías para asentir a todo lo que les mandan desde su grupo político, sólo Izquierda Unida y el Grupo Mixto pusieron la nota crítica a esta ignominiosa reforma.

Mugabe, Obiang y el Ejército de Israel ya pueden respirar tranquilos, porque sus crímenes no serán juzgados en España. El Ministro Moratinos, y los dos grandes partidos políticos españoles han claudicado ante las exigencias de Livni y Lieberman para que los jueces españoles no puedan juzgar los crímenes de guerra que Israel perpetró en la franja de Gaza a principios de 2009.

¿Qué tribunal va a juzgar entonces a los verdugos, si las víctimas son de una nación sin Estado, como Palestina o Sahara? ¿Israel y Marruecos?

Querido lector, no se preocupe, que no parece grave. Deje que los asesinos sonrían tranquilos, que también están en su derecho. Usted siga perteneciendo a ese más del 80% de ciudadanos que votan a quienes encubren a los criminales internacionales, y encárguese de disfrutar de su café

miércoles, 7 de octubre de 2009

Impotencia

Esta imagen fue tomada cerca de la aldea palestina de Hawara, al norte de Cisjordania, el 1 de junio de 2009, por un fotógrafo de AFP. Muestra a un campesino palestino tratando de apagar el incendio que los colonos israelís del cercano asentamiento de Yitzhar acaban de provocar en sus tierras de labranza. Los colonos han considerado que necesitan más Lebensraum -espacio vital-, para nuevas viviendas y esta es su manera de lograr más terreno.

Como Israel domina el agua de la zona, este campesino trata en vano de mitigar el fuego con una rama. No podrá hacer nada. En poco tiempo el fuego consumirá su trabajo de muchos años, el terreno quedará totalmente despejado, y el primer Ministro israelí podrá proclamar satisfecho, que su plan de ampliación del asentamiento de Yitzhar marcha según lo esperado. Si el campesino tiene suerte, quizás su casa aún esté lo suficientemente lejos del asentamiento como para no ser ocupada hasta dentro de unos años.

Querido lector, deje de contemplar ya la imagen, pues se le podría quedar grabada en la memoria, y las llamas de indignación podrían quemar su café.

martes, 6 de octubre de 2009

Deir Yassin

En la mañana del 9 de abril de 1948, comandos del Irgun -dirigidos por Menachem Beguin- y de Lehi, enviados por la Hagannah, atacaron Deir Yassin, un pueblo donde vivían 750 palestinos. Estaba situado fuera del área asignada por las Naciones Unidas al Estado de Israel, pero dada su posición estratégica, en el camino que va desde Tel Aviv a Jerusalem, el Plan Dalet establecía que se debería tomar posesión de ese enclave.

Es preciso aclarar que el Plan Dalet fue un plan diseñado unilateralmente por la Hagannah en 1947 para "defender al naciente judío de la invasión", es decir, para extender el territorio del Estado de Israel más allá de lo que las resoluciones de la ONU ordenaban.

En los ataques a Deir Yassin de esa mañana perecieron alrededor de 150 palestinos, y una gran mayoría huyeron despavoridos como pudieron. Los que se negaron a abandonar Deir Yassin, fueron sacados de sus casas por las fuerzas del Irgún y el Lehi, y reunidos en las inmediaciones del pueblo. Allí, 93 personas fueron asesinadas a sangre fría, entre las que se encontraban al menos 30 niños. Después, 55 chavales, ya huérfanos, fueron literalmente arrojados fuera de la ciudad, y encontrados por la filántropa Hind Husseini, quien se los llevó a su hotel de la Colonia Americana, y que luego crearía el orfanato de Dar El-Tifl.

Fahim Zaydan, que tenía 12 años por entonces, relata lo ocurrido:

"Nos sacaron afuera a uno tras otro; dispararon a un señor mayor, y cuando una de sus hijas chilló de desesperación, también la dispararon. Luego llamaron a mi hermano Muhammaad, y lo dispararon delante nuestro, y cuando mi madre gritó, agachándose hacia él, -llevando a mi hermana pequeña, Hudra, en sus manos-, la dispararon también" (The Ethnic cleansing of Palestine, Ilan Pappe, pág.90)

Este episodio de la etapa fundacional del Estado de Israel se saldó con casi 250 muertos y todo un pueblo desalojado de palestinos. En la actualidad, el territorio está dentro del Estado de Israel, en lo que supone un acto de legitimación de la conquista por la fuerza por parte de la comunidad internacional. Las víctimas de la matanza de Deir Yassin han sido olvidadas.

Querido lector, si no quiere volverse loco, deje de leer y disfrute ya del café. No le gustará saber que la antigua escuela palestina de Deir Yassin alberga hoy un centro israelí para enfermos mentales, y que quien comandó la masacre, Menahem Beguin, llegó a Primer Ministro de Israel y en 1978 recibió el Premio Nobel de la Paz.

sábado, 3 de octubre de 2009

Los orígenes del Ejército de Israel

Para poder entender bien la realidad actual, es imprescindible conocer el pasado, y ver cómo se ha llegado hasta la situación actual. Así, hoy trataremos de esclarecer de dónde viene el ejército israelí, y cómo lograron los judíos establecerse en el Mandato británico de Palestina.

En las décadas previas a la fundación del Estado de Israel, había tres destacadas agrupaciones paramilitares judías que actuaron en Palestina. Muchos de sus integrantes eran personas que habían huido del antisemitismo que se expandía por Europa y más tarde, del Holocausto. Eran gente deseosa de recibir formación militar y contribuir a lograr, por las armas, un Estado para el pueblo judío en tierra santa.

La Haganah se fundó en los años 20 como una organización militar para "defender los intereses del pueblo judío". Durante las revueltas árabes de los años 30, se aliaron con el ejército británico para sofocarlas, pero más adelante pasó a ser una organización prohibida.

El Irgun estaba dirigido por el célebre terrorista Menahem Beguin, que luego sería primer ministro de Israel (1977-1983), y a quien a criticaron por sus métodos otros importantes judíos de la época, como Hannah Arendt y Albert Einstein. La mayor hazaña del grupo fue saltar por los aires el hotel King David de la Ciudad Santa en 1946, matando a más de 90 personas, entre ellas muchos ciudadanos británicos.

Por su parte, el Lehi estuvo comandado desde 1942 por Isaac Shamir, quien también llegaría a primer ministro (1983-84 y 1986-92). Entre las actuaciones más famosas del Lehi, está el asesinato del Ministro de Estado birtánico para Oriente Medio, y sobre todo, el de el conde Bernadotte, primer enviado de las Naciones Unidas a la zona.

Con la creación del Estado de Israel, muchos de los integrantes de estos grupos pasarían a formar el Ejército regular, y como se ha visto, dos de sus jefes llegaron a ¡Primer Ministro! Aún quedan reminiscencias de los ideales de estos grupos, que creen tener un derecho natural a poseer los territorios del antiguo mandato británico de Palestina. Por eso, no es casual que el ejército de Israel aún se llame "Israeli Defense Forces", como si se sintieran ocupados y se vieran en la obligación de defenderse.

Querido lector, no deje que la Historia haga remover las ideas que previamente tenía tan bien asentadas en su cabeza. ¿Cómo es posible que aquellos a quien suponíamos los demócratas y civilizados, tengan un ejército de indudables orígenes terroristas? ¡A ver si va a resultar que el Irgun y Hamas se parecen mucho! En ese caso, todo se complica, y al final uno no sabe quiénes son los buenos. Mejor siga pensando como antes, y olvide el pasado, para poder vivir tranquilo el presente, y disfrutar de su fin de semana y de su café.