En Palestina no sólo los seres humanos sufren. También la vegetación es instrumento para la opresión.
Por un lado, se plantan árboles en antiguos pueblos palestinos, para hacerlos desaparecer de la memoria colectiva, y que esos lugares no sean reivindicados de nuevo. Esto es lo que sucede con el Canada Park. Tras la guerra de los seis Días, Israel tomó el control de Mo´din y los pueblos adyacentes. Seis años después, un magnate judío de nacionalidad canadiense, Bernanrd Bloomfield, decidió recaudar fondos y plantar miles de árboles en la zona donde estaban las casas palestinas. Hoy es el llamado Canada Park, donde miles de israelís van a pasar el fin de semana con los niños y a hacer barbacoas. Entre los troncos de olivos, cipreses y almendros, aún pueden verse restos de construcciones pasadas, en las que el gobierno israelí, ni corto ni perezoso, ha puesto carteles que llevan rúbricas tales como “baños romanos” o “fortaleza de los cruzados”, en un gran alarde de imaginación. No cabe duda de que son viviendas palestinas destruidas en 1967. Zochrot, una asociación israelí para la recuperación de la memoria anterior a 1967, ha tratado de poner carteles informando a los visitantes de que las ruinas que ven son de casas palestinas. Al segundo día desaparecieron, y cuando pidieron responsabilidad a las autoridades del parque, les respondieron que los probablemente las placas de metal habrían sido robadas por algún chatarrero. Es curioso ver que las que hacen referencia a los supuestos baños romanos sigan en su sitio después de tantos años. Hay un proceso judicial abierto que ya ha llegado a la Corte Suprema de Israel.
Pero hay otro uso aún más grave de la vegetación en el conflicto, la tala de árboles. En Ni´lin, en la zona que quedó dentro del control palestino después de 1967. la fuente principal de ingresos era la agricultura. Ahora sus únicos ingresos son las donaciones de la comunidad internacional. Israel cortó los 10.000 olivos que había a las afueras del pueblo, alegando que servían como escondite a los terroristas. No los cortó de raíz, para replantarlos en otro sitio, sino por la mitad, dejando el paisaje inundado de tocones. Además, tras la construcción del muro, 120 familias se encontraron con que sus tierras de cultivos habían quedado al otro lado del hormigón, con lo que no podrán volver a recoger sus cosechas. Ni´lin exportaban 50.000 toneladas anuales de cactus a Jordania. Desde que Israel controla la frontera con Jordania, el paso de estos productos está prohibido. Querido lector, muchas gracias por su atención. Espero que disfrute del café.
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Hace 8 años
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